“Casi nunca escucho ninguna de nuestras cosas, viejo. Una vez que las canciones han sido grabadas y puestas en el vinilo se convierten en entretenimiento de otra persona, no en el mío”. - Robert Smith.
De los más de 40 años de existencia de The Cure llevo más de 25 años escuchándolos. No puedo decir que era un chaval del asfalto cuando los escuché por primera vez; mis padres no eran los más permisivos, por lo que salir, requería de toda una odisea de labores de casa y de escuela, para poder ir al tianguis del Chopo o alguna fiesta a escuchar música y beber cerveza.
La primera vez que los escuche tenía 17 años, recién entraba a la prepa, asistía al Bachilleres 5. En mis primeros semestres que escuchaba, new wave, dance, ska y rock mexicano y bandas como Joy Division, The Smiths entre otras.
En ese entonces, ya había escuchado a Joy Division, y sabía de la existencia de The Cure, pero un viernes por la noche de 1997, en una fiesta en Izcalli del Valle, la misma en la que oí a Joy Division, todo cambió. Escuché sus canciones con atención, quedé hipnotizado, el sonido me atrapó, esa mezcla de rock gótico y post punk me dio una identidad sonora.
The Cure se formó en Crawley, West Sussex, Inglaterra, en Reino Unido en 1976, bajo el nombre de Easy Cure, la banda la formaron Robert Smith, nacido en Crawley el 21 de abril de 1959, el bajista Michael Dempsey, el guitarrista Porl Thompson y el baterista Lol Tolhurst. El grupo comenzó a actuar en locales y a componer sus primeros temas. Dos años después, tras el abandono de Thompson, los miembros restantes recortaron el nombre a The Cure.
En 1979, The Cure grabó su primer álbum: Three Imaginary Boys. De este álbum se desprende, 10:15 Saturday Night, un sí o sí del soundtrack de mi vida, esta canción tiene un poder eléctrico, mágico, estruendoso, es la canción que marcó mi amor y admiración por el grupo.
Te podría decir santo y seña de la banda, datos duros, éxitos y conciertos, pero al final The Cure es más que eso. Cada uno de sus discos son experiencias más allá de lo que entendemos, la mente de Robert Smith corre más rápido que la de nosotros, sonidos oscuros y letras sombrías, es una constante en cada uno de sus discos. Boys Don’t Cry y Pictures Of You te salvan de un momento áspero y sin salida – Fascination Street te duele sólo de escucharla –.
The Cure cambió la forma de hacer música, de escucharla, de ser una banda de post-punk, pasó al new wave, pero con el sonido rock gótico con el que se crearon. Han roto la barrera del tiempo, siendo una de las bandas más longevas, activas y vigentes.
El 21 de abril del 2013 fue la fecha en que los escuché en vivo, sigo sin creerlo, había 35 años de historia, 3 horas no fueron suficientes, recuerdo cada nota, cada acorde, con The End Of The World pensé “todo puede terminar e irme feliz”, las otras 49 canciones las viví, las canté, las lloré. En 2019 volvieron a reafirmar lo que son y en el Corona Capital del 2023, fue un set ideal, éxitos y canciones de fan.
A lo largo de los años y conforme avanzo en edad, The Cure, se vuelve una parte más íntima en mi vida, canciones que no entendía, ahora más allá de entenderlas, las sient, son esas rolas, que en tus sueños visualizas o que cuando las escuchas si cierras los ojos, ves mundos o imágenes.
¡Larga vida a The Cure!
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